‘SI YO PERDONÉ, TODOS PUEDEN HACERLO’:

SOBREVIVIENTE DEL GENOCIDIO DE RUANDA

LUEGO DE MESES DE SUFRIMIENTO FÍSICO Y ESPIRITUAL, ESTA MUJER SE ENCONTRÓ CARA A CARA CON EL HOMBRE QUE MATÓ A TODA SU FAMILIA PARA DECIRLE: “TE PERDONO”. EL MARTES 19 DE ABRIL ESTARÁ EN EL CLUB EL NOGAL EN EL FORO “CONSTRUYENDO UN FUTURO DE RECONCILIACIÓN”. UNA HISTORIA DE COMPASIÓN.

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IMMACULÉE ILIBAGIZA, ha escrito seis libros contando su historia de perdón y su encuentro con Dios. El martes estará en Bogotá.

El 7 de abril de 1994, Ruanda cayó en un espiral de muerte, violencia y odio, luego de que el avión que transportaba al presidente ruandés, miembro de la mayoría hutu, fuera derribado y todos sus ocupantes murieran. Tras el atentado, extremistas hutus llevaron a cabo un genocidio contra los tutsis: más de 800.000 personas fueron asesinadas en cien días, la mayoría a punta de machete. IMMACULÉE ILIBAGIZA sobrevivió al genocidio escondida en el baño de la casa de un pastor junto a otras seis mujeres, pero lejos de buscar venganza o dejarse llevar por el odio, buscó a los asesinos de su familia y les dijo “los perdono”.

Su mensaje de perdón y reconciliación le ha dado la vuelta al mundo. Hoy es considerada una de las oradoras más importantes del mundo en la fe, la esperanza y el perdón. El 19 de abril, IMMACULÉE ILIBAGIZA estará en el Club El Nogal en el foro “CONSTRUYENDO UN FUTURO DE RECONCILIACIÓN”.

¿Cómo perdonar después de conocer historias tan dramáticas como sobrevivientes obligados a beber sangre de sus familiares o con el recuerdo de montañas de cadáveres por todo el país?

Desde que salí del baño de la casa del pastor me di cuenta de que tenía que seguir mi vida sin mi familia, entendí que no podía desaprovechar el regalo que Dios me había dado: sobrevivir. Durante el encierro recé mucho, me confronté con mis creencias porque le preguntaba a Dios por qué pasaban estas cosas. Pero entendí que fue él quien evitó que me encontraran y me mataran. Así que luego del genocidio visité a los asesinos de mi familia en la cárcel y les dije: “Los perdono”.

El genocidio de Ruanda duró cien días, dejó casi un millón de muertos y muchas vidas destrozadas. La guerra en Colombia lleva más de medio siglo y ha provocado daños tremendos en la sociedad. ¿Cree que las víctimas colombianas puedan perdonar?

Lo que les puedo decir es que si yo perdoné, todos pueden hacerlo. Aunque la violencia haya dejado muchas heridas y odios, la vida siempre mejora. Hay que curar el dolor y el odio, porque eso no nos deja nada. Y siempre encontraremos buenas razones para hallar ese perdón: yo quería un futuro, hacer algo bueno, y entonces hice que todo cambiara. El perdón es una elección, es dejar atrás esa rabia y convertirla en algo positivo. Lo que les digo a los colombianos es que ustedes mismos busquen ese perdón, solo ustedes pueden entender el dolor de lo que vivieron.

SIN EMBARGO, EL PERDÓN NO ES UN CAMINO FÁCIL, ¿CÓMO FUE ESE PROCESO?

Creo que todo comenzó desde que estaba encerrada en ese baño, con apenas algo de comida, sin hablar, ni siquiera llorar, apenas respirar para no ser descubierta. Cuando salí, aunque estaba muy confundida, tenía rabia, angustia y miedo, decidí sacar esos sentimientos negativos porque me estaba enfermando. Me di cuenta de que mi incapacidad para perdonar me estaba causando un mayor dolor que todo lo que había vivido. Seguí rezándole a Dios y dejé que él me salvara.

¿CUÁNDO SUCEDE EL PERDÓN?

En mi caso, cuando entendí que las acciones de aquellos que me hirieron no tenían por qué dañarme toda la vida. Igualarnos a los violentos, a nuestros agresores no le sirve a nadie. Recé mucho por ellos, porque en últimas ellos son también unas víctimas. No tenemos que competir con el mal.

SU DEVOCIÓN FUE CLAVE EN SU PROCESO. ¿PERO QUÉ PASA CON QUIEN NO TIENE ESAS FUERTES CREENCIAS?

Para mí, creer en Dios fue clave porque eso me llevó a preguntarme qué hacer. Escribí Sobrevivir para contarlo: descubriendo a Dios en medio del holocausto de Ruanda, el primer paso para la misión para la que Dios me había salvado. Encontré que lo imposible se vuelve posible, pude perdonar… Pero más allá de las creencias, una persona razonable debe saber que el mal no se combate con más mal. Mandela lo dijo: “usted no puede repetir a otros el mal que le hicieron”.

¿OTRAS VÍCTIMAS EN RUANDA HAN LOGRADO DAR ESTE PASO? ¿HA ESTADO EN EL PAÍS TRAS IRSE A EE.UU. EN 1998?

Claro que volví, y encontré un país que vive un ambiente de perdón, aunque aún hay heridas abiertas. Hay que hablar de lo que pasó, para no repetirlo. En mi país estamos entendiendo que usted no gana nada hiriendo a otros, que la guerra solo produce locura y odio y eso es una cadena interminable.

HA VIAJADO POR TODO EL MUNDO ESCUCHANDO A OTRAS VÍCTIMAS. ¿CUAL HA SIDO EL TESTIMONIO QUE MÁS LA HA IMPACTADO?

En Ruanda conocí a una mujer que perdonó al asesino de sus hijos. Ella entendió que nada le devolvería a sus niños y decidió hacer algo por el asesino: hoy le lleva comida a la prisión. Llegó al perdón por fe.

¿HA PERDIDO LA FE EN ALGÚN MOMENTO?

Quizás al comienzo, cuando preguntaba: “Dios, ¿me escuchas?”. Le pedía señales, somos humanos. Pero sobrevivir, contar la historia, ayudar a otras víctimas, me ha confirmado lo que mi papá me dijo antes de morir: Dios está con nosotros, nunca nos abandona y con él todo sale bien.

¿CÓMO ENSEÑAR ESO A UN NIÑO QUE HA SIDO VÍCTIMA DE LA GUERRA Y LA VIOLENCIA?

Hay que explicarles que la vida sigue, que es un regalo y que sí hay futuro. Grandes personas en la historia han sido huérfanas y han demostrado que siempre se puede ser mejor que lo que nos pasó.

FORO POR LA RECONCILIACIÓN, EN EL NOGAL

La historia de IMMACULÉE ILIBAGIZA es un ejemplo de vida: durante los 91 días que permaneció encerrada en un baño para salvarse de ser asesinada, no sólo creció su fe en Dios, también aprendió inglés con sólo un diccionario y una Biblia. Su empeño por superar la tragedia la llevó a trabajar con Naciones Unidas, que en 1998 le pidió continuar su trabajo por la paz desde su sede en Nueva York. Como un ejercicio de sanación, en 2006 escribió el libro Sobrevivir para contarlo. Cómo descubrí a Dios en medio del holocausto en Ruanda, un best-seller que ha sido traducido a 17 idiomas. Después llegaron otros escritos: Guiada por la fe: surgiendo de las cenizas del genocidio en Ruanda, Nuestra Señora de Kibeho, Si hubiéramos escuchado, Visita del cielo, El chico que hablaba con Jesús y El rosario, libros dedicados a la compasión y la fe. Viaja por todo el mundo contando su testimonio y el martes lo compartirá en Bogotá como invitada especial en el foro “Construyendo un futuro de reconciliación”.

POR: EL ESPECTADOR

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