
El docente e investigador Carlos Alberto Velasco Díaz, especialista en Desarrollo Comunitario de la Escuela de Trabajo Social de la universidad del Valle, ha dedicado gran parte de su energía a difundir y preservar los valores de las músicas afrocolombianas.
Casi siempre que se habla de Afrocolombianidad se piensa en un fenómeno uniforme que une a los habitantes del Pacífico con los del Caribe. En el caso de las expresiones musicales ¿dicha creencia es cierta o las músicas del Caribe son distintas a las del Pacífico?
Afrocolombianidad se refiere a los aportes que realizaron los ancestros africanos y sus descendientes al desarrollo de este país. En ese sentido los aportes no han sido homogéneos. Por ser África el continente más diverso y con mayores desarrollos de todo el mundo, los grupos que llegaron eran diversos en sus lenguas, rituales, bailes, costumbres. En el Caribe se celebra por ejemplo el Lumbalú, se utiliza el tambor pechiche; acá, en el sur del Valle y el norte del Cauca, se utiliza otra organología.
¿Asimilarlo todo en un conjunto no implica simplificar la cultura afro?
En cierto modo sí. En algunas regiones hubo más influencia de la religión católica. En el caso del norte del Cauca, en cada hacienda existía una capilla. En el Pacífico, en las regiones mineras, no existió este fenómeno.
En el Pacífico, por ejemplo, se utiliza la marimba, instrumento perseguido por la iglesia católica: recuerden al padre Mera que mandó a quemar unas marimbas afirmando que era un instrumento diabólico. Igual sucedió en la región del Patía con un instrumento de cuerdas llamado el brujo pues, según la tradición católica, cuando los afros lo tocaban entraban en un trance que iba en contra de la religiosidad católica.
Háblenos de las características esenciales de la música afro del norte del Cauca y sur del Valle. ¿Qué resalta en lo rítmico y en las letras de dicha tradición musical?
El norte del departamento del Cauca fue escenario de haciendas esclavistas donde llegaron los primeros africanos y africanas en calidad de esclavizados. Es en el departamento del Cauca donde aparece el documento más antiguo que referencia al bambuco. Según el profesor Carlos Miñana Blasco, de la Universidad Nacional, este fenómeno de alguna manera explica por qué en este departamento este ritmo musical, que se vuelve representativo de nuestro país, se bifurca de su capital Popayán hasta los diferentes puntos cardinales. El que se va para el sur lo denominan bambuco patiano; el que se va para el Pacífico lo denominan bambuco viejo y posteriormente currulao; el que se va a las chirimías indígenas y el que se desplaza al norte del Cauca, lo denominan con el nombre de Jugas.
¿Cómo se estructura un Juga?
El esquema general de un canto de Juga es muy sencillo, una copla o verso, seguido de un estribillo como respuesta y posteriormente interpretan el coro, por ejemplo:
Vamos entrando a la iglesia…vamos a adorar
Al pesebre de Jesús…vamos a adorar
Que ha de morir por el hombre…vamos a adorar
Enclavado en una cruz…vamos a adorar
Como pueden observar muchas de estas letras son de contenido religioso, dedicados a la virgen María, a Jesús o a San José. Vale aclarar que estos cantos no sólo están dedicados a las actividades religiosas sino a las actividades cotidianas, a la muerte. Cuando muere un niño menor de 7 años se realiza un ritual llamado bunde del angelito, ritual que en el Pacífico se denomina chigualo y en la región del Chocó Gualí.
Ahora abordemos la figura de la Cantora. ¿Qué importancia tiene y qué papel juega dentro de la comunidad afro?
Las Cantoras son mujeres que realizan el proceso de trasmisión oral, en muchos casos no saben ni leer ni escribir, pero han desarrollado unos procesos de memoria que les han permitido prolongar las tradiciones a varias generaciones. Si no fuera por la tradición oral, hoy por ejemplo no se hablaría de Adoraciones al Niño Dios, bundes ni de ningún otro ritual. También son portadoras del conocimiento ancestral de la cocina afro, conocen las recetas y trucos culinarios. Sus comidas saben a pipilongo, a jengibre, rascadera, colorean las comidas con azafrán de vena y con achiote, utilizan el poleo para el mondongo.
¿Y el papel de estas en la muerte?
Las Cantoras también conocen y lideran los rituales mortuorios: desde la agonía, en el caso de San Basilio de Palenque con el Lumbalú; entonan en velorios y novenas las salves, para el caso de esta región cultural, y los alabaos en el caso del Pacífico colombiano. Los rezos en nuestras comunidades se han ido perdiendo por la urbanización de los valores, las funerarias urbanas han ido reemplazando estas tradiciones.
¿Desempeñan algún otro rol cultural?
Muchos, por ejemplo son fundamentales en los bundes. Conocen la medicina tradicional. Estas mujeres se desempeñan como maestras tradicionales: educan a otros niños sin nada a cambio, por voluntad. En sus ratos libres reúnen a sus vecinos niños y les enseñan las tradiciones, jugas, bundes y salves. En el caso de las salves siempre las conservan en un cuaderno que se pasa de generación en generación.
En los últimos años, gracias a festivales como el Petronio Álvarez, la música del Pacífico y la música afro en general han recibido la atención de los medios masivos. ¿Ha mejorado el nivel de vida en esas regiones o el interés se limita a la música y no a las personas que la hacen?
Soy consciente que el festival de música del Pacífico Petronio Álvarez ha hecho muchas contribuciones a la música, no sólo afrocolombiana sino a la música en general, pero pienso también que en estos 17 años hay que realizar una evaluación exhaustiva. Ya el festival pasó la mayoría de edad y se deben examinar algunos aspectos complejos.
¿Como cuáles?
Esas agrupaciones transitorias que se conforman 2, 3 o 6 meses antes a la realización del festival pero una vez terminado desaparecen, así ganen el primer lugar. Estas agrupaciones no desarrollan ningún trabajo de recuperación cultural en las comunidades que dicen representar.
Además, el Festival con sus criterios occidentales para evaluar las agrupaciones musicales no tiene en cuenta la ancestralidad que se mueve a través de estas músicas y que van muy distantes de los criterios que allí se utilizan. Por eso este fenómeno ha estimulado erróneamente mucho más la participación de cantantes comerciales de música tradicional; porque esta estrategia del Petronio para nada ha fortalecido todos los saberes y habilidades que debe tener y tiene una verdadera cantora.
¿Qué conclusión saca de todo esto?
Este año ustedes pudieron observar que mientras se festejaba en Cali la fiesta del Pacífico, la población de Guapi se encontraba en paro cívico por la situación social que viven estas comunidades. En el caso del norte del Cauca muchos municipios de los que participaron no tienen ni siquiera el servicio de agua potable. Podemos decir sin ningún temor que el fenómeno del Petronio Álvarez ha estado divorciado de la realidad social de las comunidades afro.
POR: ASOMECOS AFRO.