Beatriz, Ashanti y Paola son tres afrodescendientes que tienen en común la lucha por el feminismo y el empoderamiento de la mujer. Cada una procede de un país diferente, pero han coincidido en Montevideo con motivo de la celebración en Uruguay del Mes Afro.
Según explican, la afrodescendencia es el término que han adoptado las personas negras como concepto que engloba el empoderamiento y el ejercicio de los derechos.
“Se refiere a la procedencia y a la referencia del continente africano y al proceso esclavista”, aclaró a Efe Beatriz Ramírez, directora de Derechos Humanos del Ministerio de Desarrollo Social (MIDES) de Uruguay.
La Red es un espacio de articulación e incidencia de las mujeres afrodescendientes en la región.
“Lo que hacemos es incidir ante el Estado y el sistema internacional en temas de derechos humanos, incorporando esta perspectiva de género, raza, etnia y clase”, dijo Yáñez.
RMAAD se creó el 25 de julio de 1992 en República Dominicana, donde se realizó el primer encuentro de mujeres negras, siendo esta la razón por la que el 25 de julio se celebra a nivel mundial el día de la mujer afrolatinoamericana, afrocaribeña y de la diáspora.
Son necesarias este tipo de iniciativas porque, según la militante colombiana Ashanti Dinah, “la sociedad latinoamericana sigue teniendo una serie de estigmas en la raza negra”.
“Es racista, ya que no hay raza sin racismo, de igual manera que no hay racismo sin la idea de raza”, manifestó a Efe.
“Hay avances en términos de reconocimiento de derechos humanos de las poblaciones afrodescendientes, pero el racismo en el cotidiano sigue perpetuándose”, puntualizó Yáñez.
Las tres coincidieron en Montevideo, durante la celebración del II Encuentro “Experiencias latinoamericanas: Afropolíticas” en el Centro de Formación de la Cooperación Española en Montevideo.
En Uruguay, Beatriz fue la primera mujer afroamericana en trabajar para el Estado. Además, desde los 17 años ha encabezado un proceso de activismo social, de raza y género, y fue directora del Instituto Nacional de las Mujeres de 2005 a 2010 por decisión del entonces presidente José Mujica.
“Ahí comenzamos el proceso de construcción de política pública y de visibilidad de la población. Los momentos claves en los temas de término de política pública fueron el empoderamiento de las mujeres, la visibilización de las mujeres afro y la transversalidad en el estado de la dimensión de género y raza”, matizó Ramírez.
Todas ellas han vivido, en cierta manera, la discriminación desde pequeñas. “Venimos de una situación de desventaja social por la esclavitud y por más que estudies o que ocupes espacios de la vida pública, siempre vas a ser relegada o mirada como la persona negra”, argumentó Dinah, que es docente, poeta y santera en Colombia.
En una sociedad patriarcal, la participación de la mujer queda en segundo plano. “Nosotras, las mujeres uruguayas somos las más capacitadas y las afrodescendientes somos las que hemos alcanzado los niveles educativos y de formación más altos. Pero eso nunca tiene como correlato nuestra presencia en los ámbitos de decisión”, argumentó Ramírez.
Para combatirlo, Ashanti opinó que al tratarse de un trabajo “diario y contingente”, no puede llevarse a cabo de manera individual, sino que debe hacerse “siempre en red”.
“Se piensan que vamos a bailar o a hacer otra cosa, no nos asocian con las matemáticas o con el trabajo científico por ser mujer, pero específicamente por ser mujer negra”, afirmó Dinah.
“Un tema importante es cómo alcanzan las mujeres la autonomía económica. Si bien se habla de que las mujeres ya están trabajando y están activas en la vida económica, la remuneración que recibe una mujer sigue siendo inferior a la de los hombres”, comentó Yáñez.
Para Ramírez sus mentoras fueron las mujeres de su familia, su madre y su abuela
“Mi mamá era feminista y me decía que no permitiera nunca que un hombre me comprara, por ejemplo, un par de zapatos, que estudiara y que me resolviera, porque eso significaba mi propia autonomía. Lo que yo después conocí como la autonomía económica”, matizó.
Como activista, Dinah manifestó que trabaja para que sea más “complaciente” la vida para la gente negra. “Tenemos el estigma por ser mujer y el estigma por ser negra. Hay que tratar entonces de hacer una cadena de voz para solidificar estas luchas y hacer posible que aquellas personas que tengan más dificultades les abramos los caminos”, puntualizó.
“Hay un sinfín de mujeres afrolatinas que no solo están en la producción de conocimiento, sino en el hacer de la vida política de las mujeres afrodescendientes haciéndolas visibles”, comentó Yáñez.
“Nuestra lucha tiene que ver con el proceso esclavista y el rol que las mujeres afro jugamos en esto. Ideológicamente, no siempre estamos de acuerdo, pertenecemos a diferentes corrientes filosóficas e ideológicas y lo que nos une, de alguna manera, es un combate al racismo y al sexismo y a toda forma de discriminación”, finalizó Ramírez.