
LA CASA DE PIQUE SERÁ LA PRIMERA EN SER DERRUMBADA. RENOVACIÓN COSTARÁ 35.000 MILLONES DE PESOS.
Tal como lo anunciaron las autoridades, este miércoles, desde muy temprano, arribó toda la maquinaria necesaria para comenzar con la demolición de las casas de la ‘L’ del Bronx, durante décadas utilizadas como expendios de drogas, para albergar secuestrados, y lugares en donde delitos como la trata de personas y la tortura eran actividades diarias.
El propósito es claro, el Distrito invertirá $ 35.000 millones en la renovación comercial de lo que fue la ‘olla’ delincuencial del país. La deprimida calle se convertirá, según informaron las autoridades, en un proyecto de renovación urbana que contará con zonas comerciales.
El ‘Bronx’ tiene un área 0.9 hectáreas y está conformado por 36 lotes para un total de 66 unidades prediales. De esos 36 lotes, el 45 por ciento se encuentra en proceso de extinción de dominio por la Sociedad de Activos Especiales SAE, según informó el Distrito.
La primera etapa de demolición comenzará con ocho predios que ya fueron legalizados y declarados por el Instituto Distrital de Gestión de Riesgos y Cambio Climático (IDIGER) como amenaza de ruina.
Según indican las autoridades, este ambicioso proyecto tendrá una duración aproximada de un año y abarcará la adquisición, destrucción y urbanización comercial de la zona, lo que buscará, además, recuperar el patrimonio cultural entre la carrera 15 entre las calles 9 y 10. La reconstrucción del ‘Bronx’, en donde se han atendido a más de 10.000 personas en lo que va del 2016, costará unos 35.000 millones de pesos, indicó la Alcaldía de Bogotá.
La desaparición de este lugar siempre fue uno de los propósitos que la Alcaldía de Bogotá tenía previstos luego de que el alcalde Enrique Peñalosa interviniera el lugar con un arsenal de expertos el pasado sábado 28 de mayo. Ese día, 2.500 efectivos de fuerzas combinadas entraron a la zona en un operativo de asalto coordinado por uno de los oficiales que participó en el bombardeó al campamento del guerrillero de las Farc ‘Raúl Reyes’ (en 2008).
72 horas después los resultados fueron evidentes. Lograron rescatar a 140 menores, a un secuestrado y a 595 indigentes, que los ‘ganchos’ habían convertido en fármaco dependientes para ponerlos de fachada de sus negocios ilícitos. También se incautaron 30 armas de fuego, 100.000 dosis de droga y se capturaron a 13 miembros de las bandas, algunos involucrados en el asesinato de un agente de la Sijín, en mayo del 2013, y en el secuestro y tortura, dentro del ‘Bronx’, de dos agentes del CTI, en mayo del 2015.
El recorrido por las calles desocupadas fue macabro ese día y los siguientes. El olor a pegante y a químico se extendía por todo el lugar. Botellas de alcohol etílico daban cuenta del negocio de licor adulterado que era vendido a estudiantes de colegio. Hay paredes con dibujos propios de una secta satánica, y en el piso, una cabeza de carnero untada de fluidos humanos.
Cada casa del ‘Bronx’ estaba adecuada con desniveles de madera que se alquilaban por precios irrisorios, pero se pagaban con la muerte si alguien quedaba en deuda. “No se le fiará la pieza a nadie. Todo el que no fume es sospechoso”, se escribía en las paredes. (Además: Los habitantes del ‘Bronx’ tras la intervención del Distrito)
Habitaciones con rejas y llenas de peluches infantiles daban cuenta de los actos de barbarie. “Acá había casas de pique, de golpizas, de torturas. No diferenciaban niños de ancianos. Uno tiene que hacerse el sordo, el ciego y el mudo”, dijo uno de los pocos residentes que quedan. Moscas, ratas por doquier. La gente dormía entre desechos humanos atontados por el efecto de las drogas y controlados por más de 50 ‘sayayines’, hombres violentos que pagaban a los enfermos para desaparecer los cuerpos a cambio de un plato de combinado.
En 830 máquinas tragamonedas ilegales se consumieron los ahorros de decenas de ciudadanos. En una de las casas, una edificación de tres pisos y terraza, un rastro de sangre se veía por las escaleras. Además cuchillas, huesos de perros y guantes quirúrgicos son razón suficiente para que el ‘Bronx’ deje de existir, pero no para olvidarlo.
POR: ASOMECOS AFRO