Encontrar soluciones rápidas a temas como el hurto y congelar el predial, algunos de sus desafíos.
Por eso, López, aunque prometió construir sobre lo construido, entre lo que incluyó ejecutar el contrato de la primera línea del metro, eso no incluye hacer TransMilenio por la carrera 7.ª ni las troncales alimentadoras del metro: la avenida 68-calle 100 y la Ciudad de Cali.
Aquí el desafío de la nueva mandataria será negociar con el Gobierno nacional, porque en el paquete de la plata de la nación para el metro figuran las troncales, que son cien por ciento financiadas por la nación. El reto que tendrá será lograr que le mantengan los recursos para sus proyectos de trenes.
En segundo lugar, la nueva alcaldesa enfrenta el enorme desafío de sacar a Bogotá de la polarización que ha enfrentado en la última década y que en estas elecciones fue más notoria cuando, incluso ella, tuvo una ruptura con Gustavo Petro, que le quitó su respaldo por no apoyar el metro subterráneo.
López empezó en la noche de este domingo desde su discurso de ganadora con esa tarea, pues destacó lo positivo de sus contendores y resaltó el mensaje que manejó en compaña: “Ganamos por lo que nos une”.
Ese tema no es de poca monta, porque se refleja en la actividad cotidiana de los ciudadanos, que en los últimos gobiernos han vivido a favor o en contra del gobernante de turno, y es justamente el segundo punto de su programa de gobierno.
Después de ‘cero tolerancia contra la corrupción’, figura como segunda prioridad ‘concertando y dialogando’. Ese desafío involucra a la ciudadanía, la región, la nación, los empresarios y los innovadores. “Todos ellos son parte de la riqueza de nuestra ciudad y son indispensables para gestionar el desarrollo incluyente, innovador, libre y sostenible que queremos liderar en la ciudad”, dice en su programa y lo reiteró la noche de este domingo.
“Bogotá no queda herida, dividida ni polarizada”, aseguró, y eso anticipa que promoverá una política de acercamiento con todos los sectores.
Pero más allá de los asuntos políticos, a Claudia López le esperan retos enormes en temas de seguridad, movilidad y ambiente, que ya no dan más espera y que forman parte del día a día de las personas que no están dispuestas a esperar las soluciones a largo plazo, porque necesitan acciones de choque ya.
Dos de los asuntos más urgentes son mejorar la calidad del transporte público y enfrentar el hurto a personas, de lejos el mayor delito que afecta a la gente.
La nueva alcaldesa promete en su programa de gobierno policía, inteligencia y justicia las 24 horas y siete días a la semana, enfocadas en tres prioridades: capturar y judicializar atracadores, violadores y narcotraficantes; desmantelar las ollas y bandas criminales, y reducir el atraco, especialmente en TransMilenio, el SITP y las ciclorrutas. También promete asegurar la convivencia tranquila en los barrios y controlar las entradas y salidas de la ciudad.
Todo un desafío para la nueva alcaldesa será cumplir la promesa que les hizo a los bogotanos de congelar el impuesto predial. Ese es el segundo tributo más importante de la ciudad, con el que se financian los programas sociales. Así que tendrá que hacer equilibrio para no desfinanciar el presupuesto. Según su programa, “el Gobierno no debe abusar del bolsillo” de los ciudadanos.
Un gran reto es el futuro de la reforma de la reserva Thomas van der Hammen, que ha prometido proteger y evitar su urbanización. Hoy, en la CAR cursa un proceso tramitado por el gobierno del alcalde Enrique Peñalosa para cambiar el trazado de tal manera que se permita el desarrollo urbano en el entorno de la reserva a fin de conseguir de los privados los recursos que se necesitan para hacer realidad esa reserva forestal.
Otro énfasis de su programa de gobierno, que constituye un verdadero desafío, es la incultura ciudadana, que hoy se refleja en temas como los colados o el vandalismo, frecuentes en el espacio y mobiliario urbano.
“Con cultura ciudadana, inteligencia colectiva y participación decisoria, proponemos la construcción de un modelo de corresponsabilidad y gobernanza colaborativa que promueva la cultura ciudadana y democrática, la responsabilidad de todos los actores y la participación social y decisoria de los ciudadanos en los procesos de toma de decisiones”, dice su programa de gobierno.
La bandera de su vida política estará a prueba durante su administración: la lucha contra la corrupción y la politiquería.
La ahora alcaldesa electa se comprometió a aplicar las mejores prácticas de planificación, gestión y control para que lo público genere mayor valor y bienestar, y a escoger a los funcionarios por mérito. “Trabajamos con decencia, idoneidad y compromiso por el cuidado de lo público, el servicio al ciudadano y el desarrollo de la ciudad”, dice su programa.
Una de las mayores expectativas la genera el tema de cerrar brechas en desigualdad, discriminación y exclusión, pues ella representa a las mujeres, que por primera vez llegan al poder por el voto popular en la ciudad más poblada del país, y a la población diversa, como dijo ella, al hacer visible en su discurso su condición de persona LGBTI.
“Comprendemos las barreras que afectan particularmente a diferentes grupos de población y nos concentramos en ofrecerle a cada uno la formación, educación, trabajo, salud, bienestar, autonomía e ingresos que requieren para poder ejercer sus libertades, maximizar su talento, ser y ejercer su autonomía individual, y potenciar su acción colectiva en comunidad”, afirma en el programa.