MAGIA, RACISMO Y EL MITO DE SER NEGRO EN COLOMBIA: JHONNY HENDRIX HABLA SOBRE SU ÚLTIMA PELÍCULA
Jhonny Hendrix —director de Chocó (2012)— llegó al municipio chocoano de Cértegui cuando tenía 11 años. Llegó de la mano de su papá, un certegueño que salió de Chocó cuando Jhonny tenía dos años. Ese viaje fue la primera vez que empezó a escuchar historias sobre brujas, rituales y otro montón de mitos que atraviesan la región: mujeres que se convierten en gallinazos, seres que habitan y protegen la selva, hombres convertidos en animales, ajos para espantar los malos espíritus o rezos para hacerse invisible.
«Cuando fui allá, Cértegui era un cacerío. Había un puente colgante por el que uno tenía que cruzar para llegar al pueblo, que, básicamente, era una isla: estaba bañado por el mismo río, pero por el lado derecho lo llamaban el río Cértegui y por el lado izquierdo lo llamaban Quito. El Cértegui era cristalino, el Quito era sucio, pero era lo mismo. Así lo recuerdo. Para mí era un lugar mágico, todo estaba lleno de misticismo», me contó Hendrix, cuando nos reunimos hace un tiempo en un restaurante del norte de Bogotá.
Hendrix creció en Pereira, una ciudad que no siente suya. Y aunque declara que no se siente de ningún lado, confiesa que sus raíces están ancladas al Chocó, la región que toda su vida habitó entre las historias de sus papás y sus abuelos. Todos los mitos y la cultura chocoana heredada definen ahora su trabajo, y alcanzan su máxima expresión en Saudó, su última película que, a partir de hoy, 4 de agosto, está en las salas de cine.
POR; ASOMECOS AFRO