LA CAMPAÑA GIRÓ ALREDEDOR DE LA CONTINUIDAD O NO DE LA IZQUIERDA EN EL PODER. FUERON TRES ALCALDÍAS: LUIS EDUARDO GARZÓN, SAMUEL MORENO Y GUSTAVO PETRO. ¿PERDIERON SU OPORTUNIDAD HISTÓRICA?
En octubre de 2003 los bogotanos eligieron, con más de 700 mil votos, al primer gobierno de izquierda. Luis Eduardo Garzón ganó la carrera por la Alcaldía con su programa “Bogotá sin Indiferencia”, y con ello el Polo Democrático logró quedarse con el segundo cargo público más importante del país. En 2007 ganó Samuel Moreno y, cuatro años después, Gustavo Petro. Fueron tres elecciones seguidas las que obtuvo la izquierda. Sin embargo, el objetivo de consolidar un gran proyecto con vocación de poder nacional se le enredó, precisamente, porque su gestión en Bogotá no parece haber cumplido con las expectativas.
Todos reconocen sus políticas sociales para los menos favorecidos. Sin embargo, escándalos como el carrusel de la contratación (en la alcaldía de Samuel Moreno) y los pocos avances en obras de infraestructura, común en las tres administraciones, dejaron un sin sabor entre los ciudadanos, que hoy pasaron cuenta de cobro.
En palabras del ex alcalde Jaime Castro, la izquierda con la Alcaldía de la capital tuvo la oportunidad de convertirse en alternativa de poder a nivel nacional. Pero las graves equivocaciones que cometió hacen que esa posibilidad haya desaparecido, por lo menos, en términos inmediatos. “Si toma las tres alcaldías se pueden resumir diciendo que Luis Eduadro Garzón representó la social bacanería. Él no hizo nada importante. Vivió de lo que habían hecho Castro, Antanas Mockus y Enrique Peñalosa (en orden cronológico). Dejó que siguiera rodando el carro, pero no le dio nuevo impulso. Su daño consistió en no continuar el proceso de transformación y cambio en el que venía Bogotá ”, dice Castro.
Por su parte, Paul Bromberg, ex alcalde de la ciudad, señala que la historia de los tres recientes períodos de la izquierda es lamentable. Lo explica con el siguiente argumento: antes de terminar su alcaldía, Antanas Mockus logró una reforma tributaria para la ciudad, con la que la ciudad logró el más importante recaudo por impuestos en los últimos 12 años, “una impresionante capacidad fiscal que no se había tenido”. A pesar de eso, no se vio reflejado en obras para la capital. De hecho, señala Bromberg, la izquierda congeló la extensión de Transmilenio.
Al consultar a Aurelio Suárez, analista y ex candidato a la Alcaldía por el Polo, dice que al hacer una retrospectiva, se podrían reconocer aportes en materia de educación, con la gratuidad aún incompleta, los programas de salud y los de inclusión social con las poblaciones y personas más vulnerables, que ahora sí son tenidas en cuenta. Pero insiste que después de estar tantos años en la administración, el balance no es satisfactorio, especialmente cuando todos estos campos, que deberían estar consolidados, se quedaron incompletos al faltarles desarrollos normativos, institucionales y políticas que los volvieran sostenibles y no ocasionales. Para Suárez, si bien podría hablarse de logros sociales, después de 12 años no podrían considerarse hitos históricos.
“El haber mantenido un esquema de privatización del transporte y los servicios públicos, que significan alzas del triple del IPC en las principales facturas, no se puede catalogar como impronta de la izquierda. La izquierda hubiera podido dejar un hito para Bogotá, pero no lo hizo”, concluyó.
EL ESPECTADOR